Por José Salinas
LA HISTORIA, además de ser una ciencia social, que nos trae desde el más remoto pasado y hasta el más reciente, retazos de información de una época, de una sociedad, de hechos; también es una construcción social, que los mismos actores la van realizando, la van viviendo, la van proyectando.
En este marco, la Historia reciente de nuestro país se podrá leer (y/o ver en imágenes digitalizadas, y compiladas vaya a saber por qué medios dentro de unos años). Pero va a depender, como siempre, de quienes la escriban, no exentos de subjetividad, por cierto.-
Por eso, la Historia como construcción, es la que más me atrae, porque estoy dentro de ella, porque soy actor, y no espectador. Porque soy el sujeto transformador y no el mero relator distante, el que alejado de los sentimientos de la época, de los sujetos en interrelación subjetiva y los hechos, cuenta o comenta en el mejor de los casos, una anécdota.-
Es esa la Historia que quiero transmitir. Será mucho pedir que este testimonio llegue a los que dentro de cincuenta o cien años, se atrevan a preguntar: qué pasó en la Argentina, entre el año 2.000 y el 2.010 d.C.?
Se vaticinaban tantas cosas para el año 2000, que el fin del mundo, que el “efecto 2k” (miles de millones de dólares gastados en prevenir el efecto “2k”, tirados al cohete, porque no pasó absolutamente nada en los sistemas informáticos, bancarios, de navegación, satelital, de comunicaciones, etc. Etc. Etc.).-
En el año 2.000, el país vivía la esperanza y el sueño de salir de la pesadilla de los ’90 (el menemato, tema sobre el que el investigador deberá buscar en otros artículos, puesto que no forma parte del objetivo del presente opúsculo).-
La “Alianza” gobernante, que se impuso en las urnas, tenía en ese entonces no sólo un caudal electoral por cierto envidiable, sino que tenía por sobre todas las cosas, la expectativa social del cambio. La esperanza, -dijo alguien alguna vez - es la hermana pobre de la Fe. Pues bien, eso teníamos los argentinos, sólo esperanza. Y “gente buena”, con “buenas intenciones”. Si algo sabía Lenín, era precisamente que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.-
Así llegamos al 2001, con la crisis más espectacular (en forma negativa, por supuesto), que tengamos memoria. La década del 90 “se comió” 50.000 industrias, y el desempleo consiguiente de centenas de miles de argentinos. El desafío era entonces, salir de la recesión, lograr enderezar las políticas públicas, lograr restablecer la confianza en el crédito. Nada de ello ocurrió, y para peor el genio alabado de los templos capitalistas, el gran “Mingo” Cavallo, le metió las manos a los ahorros de toda una generación de argentinos. El Superministro de De la Rúa (no olviden este nombre), daba el golpe mortal a aquella esperanza votada, hace poco menos de dos años.
Diciembre de 2001, violenta represión, 30 muertos en todo el país, un helicóptero que sobrevuela la Casa Rosada, llevándose consigo al tercer Presidente electo desde 1983. Allí terminaban, las buenas intenciones, en el infierno del Riesgo País, una industria desmantelada, millones de argentinos por debajo de la línea de pobreza. Miles de niños muertos por enfermedades evitables. Esto no es relato, es historia viva, historia que quema todavía.
El 20 de diciembre, De la Rúa renunció a la presidencia y un día después la Asamblea Nacional designó en ese cargo al presidente provisional del Senado, Ramón Puerta, ya que el cargo de vicepresidente había quedado descubierto tras la renuncia de `Chacho´ Álvarez un año antes.
Diciembre de 2001, violenta represión, 30 muertos en todo el país, un helicóptero que sobrevuela la Casa Rosada, llevándose consigo al tercer Presidente electo desde 1983. Allí terminaban, las buenas intenciones, en el infierno del Riesgo País, una industria desmantelada, millones de argentinos por debajo de la línea de pobreza. Miles de niños muertos por enfermedades evitables. Esto no es relato, es historia viva, historia que quema todavía.
Dos días después, Puerta es reemplazado por Adolfo Rodríguez Saá, quien asume el 23 de diciembre de 2001, siendo electo presidente por la Asamblea Legislativa.
Rodríguez Saá presenta su renuncia el 31 de diciembre y, ante esta deserción, Eduardo Camaño asume la presidencia interinamente en su carácter de presidente de la Cámara de Diputados.
Finalmente, designado por la Asamblea Constituyente, Eduardo Duhalde asume la presidencia el 1 de enero de 2002 hasta el 25 de mayo de 2003.
Es decir, que entre el 20 de diciembre de 2001 y el 1º de Enero de 2002, se sucedieron ¡cinco presidentes argentinos!
En 2003, la fragmentación partidaria era la característica principal de los comicios que se desarrollaron el 27 de abril, en los que el resultado electoral fue muy desparejo.
Los resultados de las elecciones presidenciales de ese año reflejaron la convivencia de cinco fuerzas significativas y según la nueva ley electoral, en esos comicios correspondía el procedimiento del ballotage o segunda vuelta, ya que ninguno de los dos candidatos más votados logró obtener más del 45 por ciento de los votos: Néstor Kirchner obtuvo el 22,24 por ciento de los votos y Carlos Menem el 19,48. Ante una imagen desprestigiada y encuestas negativas, el ex presidente decide renunciar a la segunda vuelta y, de esta manera, Néstor Kirchner queda consagrado presidente de la Nación, asumiendo el 25 de mayo de 2003.-
Ya nada será igual a partir de allí. El relativo caudal electoral tornó pronto en altos niveles de aceptación en las encuestas y las elecciones siguientes. El estilo frontal de gobernar, casi campechano diríamos, le valió primero la simpatía y luego la adhesión de las grandes masas de argentinos desahuciados, que buscaban su redención, su reinserción en el aparato productivo del país. Comenzaron las fábricas retomadas por sus antiguos operarios, siguieron la reapertura de los Juicios de Lesa Humanidad, el juzgamiento de los genocidas. La mirada al Cono Sur. Por primera vez Argentina se reconocía cobriza y mestiza, bien suramericana, mirando a sus hermanos que nunca debió abandonar, ya que hemos crecido de espaldas a los Andes, mirando allende los mares, oteando el horizonte europeizante.-
Y vino Lula, y siguió Evo, y más tarde Fernando Lugo, y Chávez, y ….. . Se comenzaba a delinear la UNASUR.-
Hasta que un día, con todas las posibilidades para la reelección, decidió dar un paso al costado y cedérselo a su compañera de militancia, a su compañera de ruta, a la madre de sus hijos.
Hasta que un día llegó Cristina quien -con el 44,92 por ciento de los votos- se convirtió en la primer presidenta de la historia argentina elegida por voluntad popular y en forma directa. No hubo segunda vuelta.-
Con una diferencia porcentual de 22 puntos, en segundo término, quedó la Coalición Cívica, con la postulación de Elisa Carrió, que alcanzó el 22,95 por ciento de los votos.
No fueron fáciles sus inicios. La misoginia reinante, el machismo irreverente, los “peces gordos” rondando, diagramando, la destitución. Hasta que llegó la famosa Resolución Nº 125, del Ministerio de Economía de la Nación (marzo/2008), respecto a las Retenciones Móviles (no hace al eje de este trabajo). La excusa perfecta para los que estuvieron tanto tiempo agazapados, esperando la oportunidad. Ahora sí, la Mesa de Enlace daría su primer zarpazo. Estuvimos muy aturdidos por esos días, rutas y caminos cortados, alimentos y combustible que no llegaban, personas que no llegaban a destino, trabajos perdidos, cosechas perdidas, millones de litros de lácteos perdidos. Ella siguió firme, hubieron marchas y contra marchas. Se fue el Ministro (Martín Lousteau). Se retiró la Resolución. Fue un proyecto de Ley al Congreso. El Vice-presidente electo y en ejercicio -Julio Cobos, (no olvidarse de este nombre tampoco), votó desempatando a favor “del campo”. Los festejos de la Mesa de Enlace y los políticos que se “prendieron” de este efecto, parecían opacar la estrella de la Presidenta.
Entre noviembre/diciembre de 2008, un nuevo hecho histórico, comenzaba a delinear por dónde irían las políticas públicas de su gobierno. El fin a 15 años de latrocinio de las AFJP. El sistema perverso por el que el gobierno de Carlos Saúl Ménem entrego a manos privadas el aporte de los trabajadores, para algún día jubilarse, y por el que Clarín se capitalizó gracias al aporte que hicieron las AFJP, con plata del pueblo trabajador.- Cristina les dio el golpe mortal, algo que no esperaban.-
Vinieron las elecciones del año 2009, con resultado adverso para el Gobierno. No llega a fin de año decían. Se caen, se van, etc.etc.etc. Pero si algo o alguien está predeterminado a continuar, a perseverar, el resultado no puede ser otro que el éxito. Y así siguió, lentamente, remontando la corriente. Corría el caluroso enero de 2010, Llegó el debate por las Reservas del Banco Central, otro funcionario que se va (Martín Redrado), y nada de lo que se vaticinaba (como siempre, lo peor) ocurrió. Se usaron las Reservas, para pagar capital y servicios de la Deuda Externa, el país se desendeudó. Comenzó el crecimiento.
Néstor, entre tanto, siguió consolidando la UNASUR. Fue su primer Secretario General, designado el 4 de mayo de 2010, por la asamblea extraordinaria llevada a cabo en nuestro país, con la presencia de todos los líderes latinoamericanos.-
Hasta que un día su corazón dijo basta. Néstor Kirchner dejaba un país enlutado, en las calles, en el campo, en los arrabales, mientras que en esferas de conciliábulos se refregaban las manos los sedientos de siempre.
Dejaba a su compañera de toda la vida, sola ante las fauces de los sedientos. Y es allí donde afloró el coraje de esta gran mujer. Criticada, vilipendiada, odiada, los pasquines de la época se regocijaban con su dolor. Los miserables escribas, escondidos detrás de grises escritorios de mala muerte, desperdiciaban chorros de tinta y millones de caracteres y bytes en el ciberespacio, para insultar, para agraviar. La respuesta fue el silencio, el llanto contenido, el tono mesurado de su voz. Los que no fueron (no fuimos) mesurados, son (somos) los que de alguna u otra manera sentíamos en carne propia el agravio y el escarnio. No ahorramos energía en responder, tal vez con más agravios, hay que reconocerlo, y esto no nos quita mérito. Hasta que lentamente, ella nuevamente, ella con su actitud serena y desafiante a la vez, nos fue mutando la bronca, nos fue cambiando el humor y salimos a ganar las calles, los barrios, las villas, el campo, allí donde hubiera una necesidad, habría una voz llevando alivio y trabajo solidario para remediarlo. Con alegría, con amor, sin rencores, levantando a los caídos, a los incrédulos, a los escépticos.
Dejaba a su compañera de toda la vida, sola ante las fauces de los sedientos. Y es allí donde afloró el coraje de esta gran mujer. Criticada, vilipendiada, odiada, los pasquines de la época se regocijaban con su dolor. Los miserables escribas, escondidos detrás de grises escritorios de mala muerte, desperdiciaban chorros de tinta y millones de caracteres y bytes en el ciberespacio, para insultar, para agraviar. La respuesta fue el silencio, el llanto contenido, el tono mesurado de su voz. Los que no fueron (no fuimos) mesurados, son (somos) los que de alguna u otra manera sentíamos en carne propia el agravio y el escarnio. No ahorramos energía en responder, tal vez con más agravios, hay que reconocerlo, y esto no nos quita mérito. Hasta que lentamente, ella nuevamente, ella con su actitud serena y desafiante a la vez, nos fue mutando la bronca, nos fue cambiando el humor y salimos a ganar las calles, los barrios, las villas, el campo, allí donde hubiera una necesidad, habría una voz llevando alivio y trabajo solidario para remediarlo. Con alegría, con amor, sin rencores, levantando a los caídos, a los incrédulos, a los escépticos.
LA HISTORIA, la casualidad, el destino, como prefieran llamarlo, me ha situado en este lugar tan especial, en el mejor momento de mi vida, en todo sentido. En plenitud de mis facultades, del goce de mis derechos y cumplimiento de mis obligaciones. Es por ello, que en el marco de este proceso histórico quiero dejar testimonio para que las generaciones que vendrán sepan, que hubo un tiempo en el que el país se dividía, aparentemente, entre ser “k” o “anti-k”. Eso es lo que pretendían que creyéramos los grandes medios hegemónicos, enfermos de pánico porque el poder ya no pasaba por sus manos. Porque la economía ya era la que marcaba la agenda del país, y ahora se supeditaba a la política.-
Pretendieron dividirnos en una falsa antinomia y fracasaron estrepitosamente. Los que pensaban y aun piensan distinto, bienaventurados por serlo, porque ese es el principio del bienestar de todo un pueblo. Pero una cosa es pensar y debatir con ideas distintas, una cosa es confrontar proyectos alternativos y otra cosa, muy, pero muy distinta, es trampear y traficar con las ideas. Una cosa es ser antagonista y otra es ser parte de un no-proyecto, de un modelo de no-país, como el que quieren los que pretenden devolvernos al pasado inflacionario, a aceptar las medidas y la vigilancia del FMI, a que volvamos a “tener relaciones carnales” con EEUU.-
El 23 de Octubre de 2011, Cristina Fernández de Kirchner, se convertiría en la primera mujer en la historia argentina en ser reelecta Presidenta por el voto popular, y con el record de haber superado por más del 40% al segundo (el Socialista Hermes Binner).
SOY PARTE DE LA HISTORIA DE LOS DIEZ AÑOS QUE CAMBIARON, DEFINITIVAMENTE AL PAÍS Y ESTOY ORGULLOSO DE ELLO.-
José Ángel Salinas
Corrientes, 24 de octubre de 2011.-